Comparto una versión revisada del webinar que diera para Coaching Week 2016 "Catalizadores no directivos", ahora con el título "Herramientas no directivas para el cambio de mirada". Esta conferencia fue ofrecida por Business Coaching School Querétaro en septiembre 2016.
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Entrevista que realicé al Dr. Leonardo Ravier a través de UDLAP Consultores y Business Coaching School en mayo de 2016. En ella tratamos los temas sobre cómo se integró él al mundo del coaching; sus libros Arte y Ciencia del Coaching y Coaching no directivo; la no directividad; conocimiento tácito vs conocimiento técnico; el coaching y el emprendimiento; la consciencia y varios temas más de interés para los apasionados del esta disciplina. Mientras preparo mi siguiente participación por escrito en un libro colaborativo sobre coaching no directivo que dirige Leonardo Ravier, quisiera compartir esta metáfora que me gustó sobre la esencia del coaching en palabras de Sir John Whitmore. La esencia del coaching En lo relativo a la esencia del coaching, Gallwey había puesto el dedo en la llaga. En efecto, el coaching consiste en liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño. Consiste en ayudarle a aprender en lugar de enseñarle. Desde luego no era algo nuevo. Sócrates había dicho lo mismo más de dos mil años antes, aunque de algún modo su filosofía se perdió en la vorágine del reduccionismo materialista de los dos últimos siglos. ¡El péndulo ha oscilado hasta la posición anterior, y el coaching, si no el propio Sócrates, ha llegado para quedarse durante una o dos generaciones! Los libros de Gallwey coincidieron con la aparición en el ámbito de la psicología de un modelo más optimista de humanidad que el de la vieja perspectiva conductista según la cual somos poco más que recipientes vacíos en los que todo se debe verter. El nuevo modelo sugería que somos más similares a una bellota, que contiene en su interior todo el potencial para convertirse en un majestuoso roble. Necesitamos alimento, estímulo y luz para crecer, pero el roble ya se encuentra en nuestro interior. Si aceptamos este modelo, y lo cierto es que sólo se oponen a él algunos materialistas planos y anticuados, hay que cuestionar la forma en la que aprendemos y, lo más importante, la forma en la que enseñamos e instruimos. Por desgracia, los hábitos tienden a enquistarse y los antiguos métodos persisten aunque la mayoría de nosotros sepamos de sus limitaciones. Diré algo más de la analogía de la bellota. Tal vez no sepa el lector que los brotes de roble que crecen a partir de las bellotas en la naturaleza desarrollan rápidamente una raíz fina como un cabello que se encarga de ir en busca de agua. Dicha raíz puede alcanzar hasta un metro de longitud mientras el brote apenas supera los 30 centímetros. Cuando se cultivan comercialmente en un vivero, la raíz principal se suele enroscar en la base de la maceta y se rompe al trasplantar el brote, comprometiendo seriamente el desarrollo de éste en tanto no crezca una nueva. La raíz no ha sido protegida el tiempo suficiente y la mayoría de los criadores ni siquiera se percatan de su existencia o finalidad. El jardinero experimentado, cuando trasplante un brote, desenrollará la tierna raíz, sujetará su punta y la enterrará cuán larga es en la tierra manteniéndola en posición vertical con ayuda de una varilla metálica. El poco tiempo invertido en este proceso en las etapas iniciales de la vida del árbol asegura su supervivencia y le permitirá desarrollarse más deprisa y hacerse más fuerte que sus hermanos criados con criterios comerciales. Los líderes empresariales experimentados utilizan el coaching imitando al buen jardinero. Fragmento del libro Coaching, El método para mejorar el rendmiento de las personas, de John Whitmore. Editorial Paidós Empresa, México, 2011, p. 20-21 Recientemente, apareció un artículo del sitio chileno de negocios, Capital Online de la revista Capital, titulado Huberto Maturana: "no tengo nada que ver con el coaching". En éste, el afamado biólogo (no por primera vez) rechaza el título de abuelo del coaching que se le confirió informalmente debido a que los principales teóricos y originadores del coaching sudamericano (también llamado, ontológico), Fernando Flores, Rafael Echeverría y Julio Olalla retoman algunas de sus ideas, principalmente las del observador y del lenguaje como coordinaciones consensuales de la emoción y el hacer en el convivir, en la construcción de esta forma de ayuda. Lo que Maturana deja ver en el artículo es una colaboración con Fernando Flores a nivel maestro-alumno (Flores siendo el segundo) durante los años del político en el campamento de prisioneros de Tres Álamos durante la dictadura chilena en los que, a petición de la esposa de Flores, fue a visitarlo viarias veces al mes para hablar de biología del conocimiento y lenguaje. Al tiempo del exilio de Flores, éste contacta con Werner Erhard (nacido John Paul Rosenberg y cuya trayectoria merece una revisión en otro texto) y participa con él en cursos y talleres de transformación y desarrollo humano, aplicando los conocimientos aprendidos con Maturana. Flores tendría posteriormente dos destacados seguidores y adeptos, Rafael Echeverría y Julio Olalla, quienes romperían con él para acercarse a su vez a Maturana en los 80's y generar colaboraciones pagadas para sus fines empresariales de desarrollo del coaching ontológico.. En el artículo Maturana menciona que Echeverría durante meses se entrevistó con él para grabar sus memorias y que de repente cortó la comunicación, al confrontarlo en un encuentro casual en al calle, el entonces ya creador del libro Ontología del lenguaje, negaría tales encuentros alegando amnesia, según relata el biólogo. Es precisamente este libro, producto de los estudios de Maturana así como de filósofos como Nietzsche y Heidegger y muy posiblemente en conjunto con los talleres de Erhard en los que participó Flores generando las "conversaciones para la acción", que llevarían a la práctica sudamericana del coaching ontológico. Maturana es determinante con esta forma de ayuda de Flores, Echeverría y Olalla: "El riesgo de los actos del habla es que los puedes transformar en instrumentos de manipulación, más que en responsabilidad de tu quehacer. El “coaching ontológico” ha terminado en un modelo donde la persona desaparece. Se erige como un manual con los pasos a seguir." Por su parte Echeverría ha hablado y, sin contar su versión del todo y más bien buscando tráfico para su sitio empresarial, se dice desconcertado e incluso menciona puntualmente ideas de Maturana con las que se opone, como se lee en Rafael Echeverría responde a Maturana: "Todo de lo que me acusa es falso", entre ellas, apuntala: "Su incursión en el dominio de los fenómenos sociales me ha parecido siempre deficiente y todo lo que guarda relación con “la biología del amor” me parece insostenible y carente de todo sustento serio". Hasta aquí los hechos, y ahora mi opinión: De inicio, me parece lamentable una pelea mediática entre dos conocidos investigadores y divulgadores de conocimiento y filosofías que aportan al conocimiento del ser humano y de su interacción social así como con la/su realidad. Más, incluso, si fueron en algún momento cercanos colaboradores con manifestaciones escritas de admiración. Esto, para ambos casos, nos recuerda que a pesar de su investidura de rock stars, son sólo seres humanos, no gurús y mucho menos mesías de ninguna clase. Como humanos se equivocan, son presas de pasiones, de inseguridades, egocentrismo y como dicta uno de los teoremas la ley de la responsabilidad natural de Leonardo Ravier, "viven en un mundo de ignorancia permanente y de incertidumbre e insatisfacción", en otras palabras, no lo saben todo y no tienen todo lo que quieren, por ello, actúan, un axioma para dinamitar la idea que los une: "todo es relativo, todo depende del observador". Tal vez, como en las amadas bandas del ayer, veamos en el futuro un reencuentro y adquiramos nuevamente sus greatest hits reinterpretados con alguna pieza nueva que nos hable más de su momento que de algo permanente. Mientras, en lo que la opinión pública y sobre todo, los interesados en el desarrollo del mundo del coaching, deberíamos enfocarnos es en la discusión siempre diversa, incluyente y con sustento sobre el futuro de nuestra profesión. Cuáles deben de ser las bases morales, éticas, pero también históricas y sobre todo, teóricas que lo rijan, para que este hallazgo que tiene la capacidad de evolucionar consciencias no se pierda en el olvido como una moda o tendencia de inicios de cambio de siglo, sobre todo por culpa de quienes deliberadamente generan un comercio (muy lucrativo, por cierto) de inmediato, a costa de los problemas que menciona Maturana y que están documentados en diversos medios. La teoría del coaching europeo humanista de esencia no directiva ofrece una propuesta teórica integral, siempre abierta a la crítica en busca de su perfeccionamiento como todo ejercicio científico, para la permanencia del coaching como un paradigma de desarrollo humano, consecución de objetivos, desde el individuo como experto de su situación, usando las premisas de la responsabilidad, la autocreencia, la motivación y la praxeología, a través de la no directividad, es decir, la no transmisión de información ni experiencia. Es ésta, desde el punto de vista de los que nos adherimos a esta teoría, la esencia del coaching y el componente básico para mantener este ejercicio en el marco de la ética y moralidad. Del 7 al 12 de septiembre de 2015 se llevó a cabo el evento conocido como Coaching Week, organizado por Business Coaching School mundial, en el que participaron 12 coaches de países como México, España, Perú, Argentina y Ecuador. El evento reunió a más de 1500 participantes registrados y promedió al rededor de 80 personas por webinar. En esta ocasión tuve la fortuna de ser invitado como coach ponente con la conferencia Creciendo el modelo GROW. Modelos alternativos y complementarios para las sesiones de coaching. Agradezco la invitación de Business Coaching School y les recomiendo ver el resto de las conferencias en su canal de Youtube. Fe de erratas y aclaraciones:
6:55. Leonardo Ravier habla de la escucha y obervación fenomenológica, no activa. Hoy hablo más de la no directividad en términos no sólo de transmisión de información ni experiencia por parte del coach al coachee, sino de que el primero no es quien debe generar un análisis, diagnóstico ni plan de solución para al coachee (mucho menos transmitirlo). En otras palabras, no basta con no comunicar información sobre el tema tratado en la sesión, sino que implica también no generar juicios al respecto. Me enorgullece haber sido invitado como coach ponente en el evento Coaching Week de Business Coaching School de la mano de coaches tan reconocidos como Leonardo Ravier, Pepe del Río, Oswaldo Toscano, jorge Morales, Horacio Cortese entre muchos más. El evento se llevará a cabo del lunes 7 de septiembre al sábado 12 y se compone de dos ponencias al día, ambas por la noche, que se realizarán en línea desde varios países de América Latina. Por mi parte, el jueves a las 9:30 pm hablaré sobre los modelos que se usan en las sesiones de coaching, comenzando por el clásico modelo GROW de Whitmore, Alexander y Fine, avanzando a través de modelos complementarios, alternativos y derivados. El conocer estos modelos ayuda a los coaches a mantener el foco del cliente en la sesión. Exploraremos modelos como SPACE, ACHIEVE, GROUP, REGROW y PRACTICE. Tras haberlos analizado en lo general, llegaremos a conclusiones sobre la pertinencia de usar modelos en las sesiones, cuáles son más pertinentes en qué momentos y cuáles son los requisitos básicos para implementarlos de manera exitosa. Si bien el coach no debe ser un experto en el tema que el cliente quiere resolver, sí debe serlo en el proceso de coaching, es por eso que conocer varios modelos viene excelente para cualquier profesional de este tipo de proceso de ayuda. Si quieres participar en mi webinar o cualquier otro, te comparto esta liga en la que te podrás registrar sin costo alguno y aprovechar este evento de Business Coaching School. |
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Agosto 2020
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